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sábado, 10 de mayo de 2014

Monseñor Lefevbre y la Sede Romana (Segunda parte)


Monseñor Lefevbre y la sede Romana 
R. P. Juan Carlos Ceriani 
(Publicado originalmente por: Ediciones Iesus Christus, Suplemento Especial no.8, Noviembre-Diciembre de 1989)

*Posición inalterada de Monseñor Lefevbre durante 20 años. *Dificultades que entraña la opinión sedevacantista.


Comentando este artículo, Monseñor Lefebvre dijo:
"A partir de estos hechos precisos, concluir que el Papa es hereje y que por lo tanto no es más Papa, es ir un poco rápido en el razonamiento. Basta leer el libro de da Silveira para comprobar que es una cuestión discutida en la Iglesia entre los teólogos; que no es una opinión clara. Pienso que la realidad es más compleja que lo que imaginan quienes razonan así. Temo que estos descuiden la teología moral y la ética y que razonen de un modo puramente especulativo. La teología moral y la ética nos enseñan a razonar y a juzgar según un contexto de circunstancias que estamos obligados a examinar para juzgar sobre la moralidad de un acto.

No puedo admitir que se rechace rezar por el Papa, porque significaría que no hay Papa y sería entrar en una vía que haría un daño considerable a los fieles. No puedo permitir que la Fraternidad entre en una vía que desoriente completamente a los fieles.
Quise escribir este artículo para que todos sepan, incluso los fieles, cuál es la posición de la Fraternidad. Que los fieles sepan que si alguno de nuestros sacerdotes predica que no hay Papa, no predica en conformidad con lo que piensa la Fraternidad. Espero que este artículo haga que cada uno entre en la línea que creo en conciencia, delante de Dios, debo seguir. Creo necesario hacer estas precisiones para permanecer dentro del espíritu de la Iglesia".

Este artículo es retomado por Monseñor Lefebvre en el capítulo XXI de "Carta Abierta a los Católicos Perplejos" en donde desarrolla el tema in extenso.
25/10-21/80
"A aquellos sacerdotes que no siguen las directivas que les dimos, les he dicho que rompen con el espíritu de la Fraternidad, que conducen a los fieles que les hemos confiado a una posición que no es la nuestra, que si hay dificultades en las comunidades, ellas no provienen de la actitud que nosotros tenemos, sino de la actitud que ellos tienen y que no corresponde a la de la Fraternidad, sino que es en definitiva una falta de fidelidad y de lealtad."

29/06/82
(Publicado en Roma 76)
"(...) Ved las consecuencias de aquellos que se escandalizan de la realidad, de la Verdad. Yo haría aquí una comparación con la Iglesia de hoy. Nos hemos escandalizado, sí, verdaderamente escandalizado, de la situación de la Iglesia. Pensábamos que la Iglesia era realmente divina, que nunca podía equivocarse y que nunca podía engañarnos.

"Y en verdad es así. La Iglesia es divina; la iglesia no puede perder la Verdad; la Iglesia custodiará siempre la Verdad eterna. Pero también es humana, y mucho más humana que Nuestro Señor Jesucristo: Nuestro Señor no podía pecar, era el Santo, el Justo por excelencia.
"La Iglesia es divina, verdaderamente divina, nos proporciona todas las cosas de Dios (particularmente la Santa Eucaristía), cosas eternas que jamás podrán cambiar, que harán la gloria de nuestras almas en el Cielo. Sí, la Iglesia es divina, pero también es humana. Está sostenida por hombres que pueden ser pecadores, que son pecadores y que, si bien participan en cierta manera de la divinidad de la Iglesia, -como el Papa, por ejemplo, por su infalibilidad, por el carisma de la infalibilidad participa de la divinidad de la Iglesia, no obstante seguir siendo hombre- siguen siendo pecadores. El Papa, salvo en el caso en que usa su carisma de infalibilidad, puede equivocarse, puede pecar.

"No tenemos por qué escandalizarnos y decir, como algunos, al estilo de Arrio, que no es Papa. Así decía Arrio:

'No es Dios, no es verdad. Nuestro Señor no puede ser Dios'.
"También nosotros nos sentimos tentados de decir:' No es Papa, no puede ser Papa si hace lo que hace'. 0 si no, en cambio, como otros que divinizarían a la Iglesia al punto de que todo sería perfecto en Ella, podríamos decir: 'No es cuestión de hacer algo que se oponga a lo que viene de Roma, porque todo es divino en Roma y debemos aceptar todo lo que de allí venga'. Quienes así dicen proceden como aquellos que decían que Nuestro Señor era de tal manera Dios que no le era posible sufrir, sino que todo aquello era apariencia de sufrimiento, que en realidad no sufría, que en realidad Su Sangre no manaba, que no eran sino apariencias las que impresionaban los ojos de quienes Lo rodeaban, pero no una realidad. Lo mismo sucede hoy en día con algunos que siguen diciendo: 'No, nada puede ser humano en la Iglesia, nada puede ser imperfecto en la Iglesia'. También esos se equivocan. No admiten la realidad de las cosas. ¿Hasta dónde puede llegarla imperfección de la Iglesia, hasta dónde puede llegar-diría yo-el pecado en la Iglesia, el pecado en la inteligencia, el pecado en el alma, el pecado en el corazón y en la voluntad? Los hechos nos lo muestran.

"Hace un momento les decía que nunca nos habríamos atrevido a colocar en labios de Nuestro Señor las palabras: 'Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?'. Pues bien, tampoco nunca habríamos pensado que el mal, que el error, pudieran penetrar en el seno de la Iglesia. Ahora vivimos esa época: no podemos cerrar los ojos. Los hechos nos aparecen ante los ojos y no dependen de nosotros. Somos testigos de lo que sucede en la Iglesia, de todo lo espantoso que ha ocurrido a partir del Concilio, de la ruinas que se acumulan día tras día, año tras año en la Santa Iglesia. A medida que pasa el tiempo, más se extienden los errores y más pierden los fieles la fe católica. Una encuesta hecha recientemente en Francia indicó que nada más que dos millones de franceses son todavía verdaderamente católicos en la práctica.

"Estamos llegando al fin. Todo el mundo caerá en la herejía. Todo el mundo caerá en el error porque, como decía San Pío X, hay clérigos que se han infiltrado en el interior de la Iglesia y la han ocupado. Han difundido los errores gracias a los puestos claves que ocupan en la Iglesia.

Ahora bien, ¿estamos obligados a seguir el error porque nos venga por vía de autoridad? Así como no debemos obedecer a padres indignos que nos exijan hacer cosas indignas, tampoco debemos obedecer a los que nos exijan renegar de nuestra fe y abandonar toda la Tradición. Eso está fuera de discusión Ciertamente, es un gran misterio esa unión de la divinidad con la humanidad.
"La Iglesia es divina, y la Iglesia es humana hasta qué punto las fallas de la humanidad pueden afectar, me atrevo a decir, la divinidad de la Iglesia, sólo Dios lo sabe. Es un gran misterio. Comprobados los hechos, debemos enfrentarlos y nunca debemos abandonar la Iglesia, la Iglesia Católica Romana; nunca debemos abandonarla, ni abandonar nunca al sucesor de San Pedro, pues por su intermedio estamos unidos a Nuestro Señor Jesucristo. Pero si, por desgracia, arrastrado por vaya a saber qué idea o formación o presión que sufriese, o por negligencia, nos abandona y nos arrastra por caminos que nos hacen perder la fe, entonces, no debemos seguirlo. Aunque reconozcamos que es Pedro y que si habla con el carisma de la infalibilidad debemos aceptarlo; pero cuando no hable con el carisma de la infalibilidad bien puede equivocarse, desgraciadamente. No es la primera vez que sucede una cosa así en la historia.

"Nos sentimos profundamente perturbados, profundamente mortificados, nosotros quienes tanto amamos a la Santa Iglesia, quienes la hemos venerado, quienes la veneramos siempre. Por eso existe este seminario, por amor a la Iglesia Católica Romana, y por eso existen todos los seminarios. Nos sentimos profundamente heridos por amor a nuestra Madre, al pensar que, por desgracia, sus servidores ya no la sirven, e incluso la traicionan. Debemos orar, debemos sacrificarnos, debemos permanecer como la Virgen María, al pie de la Cruz; no abandonar a Nuestro Señor Jesucristo, aunque, como dice la Sagrada Escritura, 'Era como leproso' sobre la cruz. Pues bien: la Virgen María tenía fe y detrás de esas llagas, detrás del corazón traspasado, veía a Dios en su Hijo, su Divino Hijo.
"Nosotros también, a través de las llagas de la Iglesia, de las dificultades, de la persecución que sufrimos, inclusive por parte de aquellos que ostentan autoridad en la Iglesia, no la abandonamos, amamos a nuestra Santa Madre Iglesia y seguiremos sirviéndola a pesar de las autoridades, si fuera necesario. A pesar de esas autoridades que, equivocadamente, nos persiguen, sigamos nuestro camino: queremos conservar la Santa Iglesia Católica Romana, queremos continuarla y la continuaremos por el Sacerdocio, por el Sacerdocio de Nuestro Señor Jesucristo, por los verdaderos sacramentos de Nuestro Señor Jesucristo, por su verdadero catecismo. (...)

09/82
Actas del Capítulo General: Extractos de los Principios y Directivas de la Acción Pastoral de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, en la situación actual de la Iglesia.
(Publicados en la Revista Roma, N° 78) -Vuestra resistencia os opone al mismo Papa, y os pone en una grave desobediencia.(...)
"La corrupción de las ideas en la Curia Romana es tal, que algunos de sus miembros se arrogan derechos ilegítimos, especialmente la Secretaría de Estado.
"Roma está invadida por los modernistas. Ante este estado de cosas, del cual difícilmente puedan hacerse una idea exacta aquellos que no han frecuentado la Curia Romana, los defensores de la Tradición se dividen. Unos dicen: los actos de Roma, firmados o llevados a cabo por el Papa, son tan malos que el Papa no puede ser un Papa legítimo, es un intruso. Por lo tanto, no hay Papa, la Sede está vacante.
"Los otros afirman: el Papa no puede firmar decretos destructores de la fe, por lo tanto estos decretos son aceptables y hay que someterse a ellos. La Fraternidad no acepta ni una ni otra de estas dos soluciones. Apoyada sobre la historia de la Iglesia y sobre la doctrina de los teólogos, piensa que el Papa puede favorecer la ruina de la Iglesia escogiendo y dejando actuara malos colaboradores, firmando decretos que no comprometen su infalibilidad y que causan un daño considerable a la Iglesia.
"Pensamos que Dios puede permitir que la Iglesia sea afligida por esta desgracia. En consecuencia, rezamos por el Papa, pero rechazamos seguirlo en sus desviaciones sobre la libertad religiosa, el ecumenismo, el socialismo y en la aplicación de reformas dañinas para la Iglesia.
"Nuestra desobediencia aparente es la verdadera obediencia a la Iglesia y al Papa en cuanto sucesor de Pedro y en la medida que continúe manteniendo al Tradición"

03/86
(Fiesta de Pascua)
"Nos encontramos verdaderamente frente a un dilema gravísimo, que creo no se planteó jamás en la Iglesia: que quien está sentado en la Sede de Pedro participe en cultos de falsos dioses; creo que esto no sucedió jamás en toda la historia de la Iglesia.
`¿Que conclusión deberemos quizás sacar dentro de algunos meses ante estos actos repetidos de comunicación con falsos cultos? No lo sé. Me lo pregunto. Pero es posible que estemos en la obligación de creer que este Papa no es Papa. No quiero decirlo aún de una manera solemne y formal, pero parece, sí, a primera vista, que es imposible que un Papa sea hereje pública y formalmente".

12/88
(Conferencia a los seminaristas de Flavigny, publicada por Fideliter N°- 68). 'Afortunadamente la Fraternidad no está sola. Con los dominicos, las dominicas, los capuchinos, etc., ella continúa la Iglesia. No decimos, como pretenden hacernos decir, que no hay más que la Fraternidad. Estamos con todos aquellos que quieren continuar la Iglesia Católica conforme a lo que los Papas han enseñado siempre durante veinte siglos hasta el Vaticano 11. La Fraternidad no es un partido, ni una secta aferrada a un folklore. No se trata de esto. La situación es mucho más grave. No es solamente la liturgia lo que queremos defender. Los problemas de fe son todavía más importantes. Podríamos haber adoptado muchas actitudes, y especialmente aquella de una oposición radical: el Papa admite ideas liberales y modernistas, luego él es herético, por lo tanto no es más Papa. Es el sedevacantismo. Se terminó, no se considera más a Roma. Los cardenales elegidos por el Papa no son cardenales; todas la decisiones tomadas son nulas.
Personalmente siempre he pensado que se trataba de una lógica demasiado simple. La realidad no es tan simple. No se puede tachar a alguien de ser hereje formal tan fácilmente. Es por este motivo que me pareció que debía permanecer en esta posición, y conservar un contacto con Roma, pensar que en Roma había un sucesor de Pedro. Un mal sucesor, ciertamente, y al cual no hay que seguir porque tienen ideas liberales y modernistas. Pero está allí, y en la medida en que pudiese convertirse tenemos el derecho de oponernos públicamente a las autoridades cuando proclaman y profesan dichos errores".


JUSTIFICACIÓN TEOLÓGICA Y JURÍDICA DE LA ACTITUD PRUDENCIAL DE MÓNS. LEFEBVRE. PLANTEO DEL PROBLEMA.

PRIMERA DIFICULTAD

Tiende a hacer ver que no es fácil concluir que una persona ha incurrido en herejía formal (en sentido canónico) y que, por lo mismo, ha incurrido en tal o cual pena eclesiástica. Se agrega que no cualquiera puede juzgar en orden a determinar en el fuero externo sobre la formalidad de la supuesta herejía.

El canon 1325 establece que "es hereje aquel que, después de haber recibido el bautismo, conservando el nombre de cristiano, niega pertinazmente alguna de las verdades que han de ser creídas con fe divina y católica o las pone en duda".

El Concilio Vaticano I precisa que han de creerse con fe divina y católica "todas aquellas cosas que se contienen en la palabra de Dios escrita o tradicional y son propuestas por la Iglesia para ser creídas como divinamente reveladas, ora por solemne juicio, ora por su ordinario y universal Magisterio" (Dz.1792; cn. 1323).
Este último canon establece que "no se ha de tener por declarada o definida dogmáticamente ninguna verdad mientras eso no conste manifiestamente".
Cabe aclarar que todo el ámbito de la doctrina católica puede distribuirse en cuatro grados: dato revelado, dogmas, verdades infalibles y conclusiones teológicas.

*El dato revelado abarca todas y solas las verdades expresamente reveladas por Dios, y que se contienen en las Sagradas Escrituras o la Tradición. Ejemplo: "Apartaos de Mí, malditos, al fuego eterno; preparado para el diablo y sus ángeles" (Mt. 25:41).
Los dogmas de fe o verdades de fe divina y católica comprenden todas las proposiciones propuestas o definidas por la Iglesia como revela das, o cuyas contradictorias hayan sido condenadas con la nota de heréticas. Ejemplo: La pena de sentido del infierno consiste principalmente en el tormento del fuego.

*La verdades infalibles son todas las proposiciones definidas por la iglesia de una manera infalible, pero sin ser expresamente propuestas o de finidas como reveladas, y también todas aquellas cuyas contradictorias hayan sido infaliblemente condenadas connota inferior a la de herejía. Ejemplo: El fuego del infierno no es metafórico, sino verdadero y real.
*Las conclusiones teológicas son todas las proposiciones que están necesariamente conexas con cualquiera de los tres grados anteriores.

La Iglesia no enseña (pero puede llegar a hacerlo) que sea hereje el que niegue lo definido o propuesto como verdad infalible. La doctrina del fuego real del infierno, por ejemplo, no ha sido (al menos todavía) suficientemente propuesta como tal por el Magisterio de la Iglesia, y, por lo mismo, no se nos impone como verdad de fe divina y católica, cuya negación constituiría un pecado de herejía.
Por lo tanto, si bien toda verdad de fe divina católica es una verdad infalible, no toda verdad infalible es dogmática; por lo mismo, no todo aquel que niega una verdad infalible es hereje, sino sólo aquel que niega una verdad divina católica o dogma, y esto con pertinacia.

Es importante también tener en cuenta que para que la herejía sea castigada con una pena canónica, debe constituir un delito, es decir, "la violación externa y moralmente imputable de una ley que lleva aneja una sanción canónica"(cn. 2195).
En la práctica, toda violación externa de una ley que obligue en conciencia se presume en el fuero externo que es moralmente imputable mientras no se demuestra lo contrario (cn. 2200 #2) Demos la división de herejía  Formal: es el error voluntario y pertinaz en la fe (scienter et volenter).

Material: es el error involuntario, o al menos sin pertinacia ni conciencia clara de ello. Interna: aquella que permanece en el fuero de la conciencia y no es manifestada de ninguna manera; de modo que no puede ser conocida.

Externa: cuando es manifestada; de modo que puede ser reconocida, incluso si nadie la presencia y no existe posibilidad de que nadie llegue a tener conocimiento de ella.

Oculta: aquella que no está divulgada y puede juzgarse prudentemente que no adquirirá divulgación. Materialmente oculta: si no ha sido divulgada la herejía en sí misma.

Formalmente oculta: si no ha sido divulgada su imputabilidad.
Pública: aquella que está divulgada. La publicidad puede resultar de dos capítulos: o porque ya está divulgado el delito, o porque hay peligro de divulgación. Se entiende divulgado el delito cuando una parte notable de la comunidad tiene conocimiento del hecho y de su carácter delictivo (cfr. arriba, cn. 2195).

Notoria: aquella que por la propia evidencia de la cosa, es cierta como tal; no sólo como hecho (materialmente), sino también como delito (formalmente).

No notoria: como consecuencia de la falta de notoriedad, sea de derecho, sea de hecho. Notoriedad de derecho: puede resultar: de la, sentencia condenatoria o declaratoria dictada por el juez; o de la confesión del delincuente.

Notoriedad de hecho: se requieren dos condiciones: que el delito y su imputabilidad sean públicamente conocidos (es decir, que no estén ocultos) y que haya sido cometido en tales circunstancias que no puede ocultarse con ningún subterfugio, ni puede caber excusa alguna de él al amparo del derecho.

La diferencia entre herejía material y formal es relativamente clara. La falta de advertencia, pleno consentimiento, el error involuntario o sin pertinacia, hace que la falta sea sólo material.

Si la negación voluntaria y pertinaz, o sea formal, queda en el ámbito de la inteligencia, sin que nadie, salvo Dios, pueda tener conocimiento de la misma, la herejía será interna. Si se manifiesta por escritos o palabras, incluso sin que nadie lo lea o escuche (un escrito íntimo, una grabación, etc.), se incurre en herejía externa y, por lo mismo, ipso facto en excomunión.

Si nadie o muy pocos tienen conocimiento de ella, la herejía es externa oculta; si se divulga o hay peligro de divulgación, es pública.

* No cualquier herejía hace perder la fe. La herejía material no es imputable.
* Se puede perder la fe por otro pecado que no sea la herejía.
* No cualquier herejía hace incurrir en excomunión.
* La herejía externa, por la cual se incurre en excomunión, no hace perder ipso facto la jurisdicción.