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sábado, 3 de enero de 2015

DE LA CIRCUNCISIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO


Feliz año nuevo en Nuestro Señor Jesucristo y su santísima Madre, que ellos nos fortalezcan en el combate de la FE y la verdadera doctrina son los deseos del R. P. Arturo Vargas Meza a nuestros queridos lectores.


La circuncisión del Señor tuvo valor en su lugar y tiempo, pero ya no hay lugar para la antigüedad de la circuncisión; de donde así como la novedad de la gracia se ordena a tres tiempos diferentes, del mismo modo la antigüedad de la ley se refería a tres tiempos diferentes, pues hubo tiempo de circuncisión instituída, cumplida y prohibida; conforme a esto también hubo tres tiempos de la novedad de la gracia, a saber, el de la novedad prometida, manifestada y publicada: el primero antes de la venida, el segundo en la venida y el tercero después de la venida.

El tiempo de la circuncisión instituído fue desde Abraham hasta Cristo: por eso se dice en el Génesis: “Estará mi pacto en vuestra carne para la alianza eterna, todo varón de entre vosotros será circuncidado. El varón que no hubiera sido circuncidado en la carne de su prepucio, será raída aquella alma de su pueblo, porque invalidó mi pacto”. (Gen. 17, 13)

Pero en este tiempo se prometía la novedad de la gracia triforme conforme a la correspondencia de la figura y de lo figurado. Porque se daba la circuncisión en pacto, en remedio y en señal. En pacto cuando dijo: 

“Estará mi pacto en vuestra carne en señal, por lo que ahí se dice: “Será señal de alianza entre mí y vosotros; y en remedio, por lo que se añade: “El varón que no hubiera sido circuncidado en la carne de su prepucio...”

Conforme a esto se prometió en el tiempo de la ley la novedad del Testamento, la novedad del don gratuito y la novedad del premio eterno. En la antigua ley se prometía la novedad del testamento; por esto dice Jeremías: 

“He aquí que vendrá el tiempo, dice el Señor, y haré una Nueva Alianza con la casa de Israel y con la casa de Judá: no según el pacto que hice con sus padres de ellos; y luego: “Pondré mi ley en las entrañas de ellos y la inscribiré en sus corazones”.

Pero el cumplimiento de esta novedad no sucedió en el tiempo de la ley. De aquí que el Apóstol, en el capítulo 8 a los Hebreos, prueba, por esta autoridad, que las cosas legales cesaron; porque “consumaré sobre la casa de Israel y sobre la casa de Judá un testamento nuevo. Y aquí fue prometida la novedad del don gratuito; por esto leemos en Ezequiel: “Derramaré sobre vosotros agua pura y os purificareis de todas vuestras inmundicias”.

Esta promesa se hizo en el tiempo de la ley antigua, pero se cumplió en la nueva ley, por eso sigue el profeta Ezequiel: “Quitaré el corazón de piedra de vuestras carnes, y os daré un corazón de carne”. Los judíos tuvieron corazón duro; por eso les fue dada la ley escrita en tablas de piedra; por eso a nosotros se nos ha dado la ley escrita en corazones de carne; de donde la ley antigua fue dada para ablandar los corazones duros, pero la nueva se ha dado para iluminar por medio de la gracia. También se prometió en el Antiguo Testamento la novedad del premio eterno, por esto se lee en Isaías: “Como los cielos nuevos y la tierra nueva así subsistirá vuestra posteridad”. Esta renovación del cielo y la tierra se cumplirá después del juicio; por ello en el Apocalipsis, capitulo 21, se dice: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva”. Esto se prometía en el Antiguo Testamento y esto significaba la circuncisión y por lo tanto era como pacto, y como remedio y por eso duró hasta que llegara la verdad y entonces cesó.

Por lo cual se dice en el Levítico: “Comeréis lo más añejo de lo añejo y sobreviniendo lo nuevo desechareis lo añejo”. Los antiguos sacramentos, prometiendo y figurando la introducción de los nuevos, precedían al mismo tiempo su cesación y abolición de la ley antigua; y eso porque corren paralelamente la institución de la figura y la promesa de la novedad de la gracia.

En segundo lugar estuvo el tiempo de la circuncisión cumplida, por eso dice el Apóstol a los Romanos, cap., 15: “Digo, pues, que Jesucristo fue ministro de la circuncisión por la verdad de Dios para confirmar la verdad de los padres”. A tal fin recibió Cristo la circuncisión en su carne, para cumplir lo que varias veces fue prometido a los Padres, y eso porque en Él y por Él fue introducida y manifestada la novedad.

Sin embargo dice el Eclesiástico: “No hay cosa nueva debajo del sol”. Esto es verdad antes de la venida de Cristo, pero después de su venida es falso, porque su nacimiento era nuevo, nació de modo nuevo y de modo nuevo fue nombrado. Pues fue concebido fuera de la concupiscencia, nació sobre las leyes naturales y se le dio el nombre según la predestinación eterna, por eso se dice de Él Jeremías: “El señor ha hecho una cosa nueva sobre la tierra; una mujer encerrará dentro de sí al hombre”. Porque todas las otras mujeres concebían con concupiscencia, pero la bienaventurada Virgen concibió a Cristo sin varón y sin concupiscencia; y así empezó la novedad y con ella fue restituida la perfecta inocencia.

También nació de un modo nuevo, esto es, sobre las leyes naturales, pues salió cerrada la puerta. “Pareció a los judíos que les nacía una nueva luz, gozo, honor y festejos, en todos los pueblos. Nueva luz, porque en el nacimiento Cristo es comparado a la luz, pues así como la luz accesible pasa sin corromperse, así Cristo salió cerrada la puerta y como el sol naciente alumbra todo el mundo, así Cristo en su nacimiento iluminó todo el mundo.

Por esto, pues, Cristo quiso ser circuncidado y ser llamado de un modo nuevo con un nombre nuevo, para que, manifestada la novedad de la gracia, diera cumplimiento y acabara el poder de la figura, o sea la circuncisión hecha a mano; porque Cristo quitando lo antiguo del pecado, introdujo la novedad de las virtudes, y, por consiguiente, el tiempo de la gracia manifestada corre paralelo con el tiempo de la circuncisión cumplida.

Lo tercero fue lo de la circuncisión abolida sobre lo cual se lee en la carta a los Gálatas, cap.5: “Mirad que yo Pablo, os digo que si os circuncidáis, Cristo no os aprovecha para nada”. Ante los Romanos (cap. 2) “La circuncisión aprovecha si guardares la ley” donde pareciera que el Apóstol se contradice, pues aquí niega lo que allí afirma.

Pero está clara la solución de esta dificultad, porque al decir que la circuncisión vale si se guarda la ley, habla según el estado de la circuncisión manifestada y al decir: “Si os circuncidáis nos os aprovechará nada…” habla del estado de la circuncisión cumplida, la cual fue publicada por los documentos de los apóstoles, y esto cuando se podía decir: “El sonido de ellos se ha divulgado por toda la tierra. Y da la razón de esto diciendo: “Porque en Jesucristo ni la circuncisión vale algo ni el prepucio, sino la fe que obra por la caridad”. Y por este motivo abolía la circuncisión, porque ya era tiemplo de publicar la gracia, que libraba al hombre de la servidumbre de la ley antigua, según se dice en la epístola a los Romanos:

“Desobligados estamos de la ley muerta, a la cual estábamos sujetos, para que sirvamos en la novedad de espíritu, y no en antigüedad de la letra. Porque la antigüedad de la letra hace esclavos y la novedad del espíritu hace libres por cuya razón dice a los Romanos cap. 8: “Pues no habéis recibido el espíritu de la servidumbre para estar otra vez con temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción de hijos, por el cual clamamos Abba esto es Padre”.

Por la publicación de la novedad de la gracia de Cristo se desposó con una nueva mujer, hizo nuevo banquete nupcial y engendró nueva descendencia.