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sábado, 18 de abril de 2015

MEDITACIONES: De cómo dio Cristo a San Pedro las llaves de Su Iglesia antes de subir al Cielo



Meditación
Por el P. Alonso de Andrade
De cómo dio Cristo a San Pedro las llaves de Su Iglesia antes de subir al Cielo (Juan,21.)

   Punto I.-  Estando los discípulos pescando en el mar con gran trabajo, se les apareció Cristo en la ribera y les habló, llamó y dio gran pesca, y se sentó con ellos con mucha afabilidad, y les dio de comer, repartiéndoles el pan y los peces con muestras de mucho amor. Contempla la benignidad del Señor, y las caricias con que trata a los suyos, aún después de glorioso, y gózate de tener tal Padre y Señor tan amoroso y benigno; y mira las caricias que te hace cada día en la mesa del altar, dándote su propio Cuerpo y Sangre en manjar con infinito amor y deseo de tu bien, y dale gracias por ello, y pídele su auxilio para imitarle con tus prójimos, tratándolos con caricias y humildad.

   Punto II.- Considera cómo acabada la comida le preguntó Cristo a San Pedro tres veces si le amaba, y no como quiera sino más que los demás; y respondiendo que Él lo sabía, luego le encomendó su rebaño diciendo: apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas; de lo cual has de sacar el amor que debe tener a Dios el que ha de apacentar su rebaño, para  mirar por su aumento y no por el suyo propio, porque esto fuera amarse a sí mismo y no a Cristo, por cuyo amor debe apacentar sus ovejas, sin tener otro fin o interés más que servirle; haz cuenta que te pregunta a ti lo que a San Pedro, si le amas, y  mira qué responderás al Señor, que sabe y penetra lo secreto de tu corazón;  mira si te amas a ti mismo, buscando tu interés solamente, y cómo te encargará el Señor su rebaño, para que en lugar de ser pastor no vayas a ser  lobo que lo consuma. Llora tu frialdad y lo poco que amas a Dios, y pídele que te de alguna parte del encendido amor que dio a San Pedro, para emplearte en su servicio y en el bien de tus prójimos.

   Punto III.- Considera que le preguntó Cristo a San Pedro tres veces  si le amaba para satisfacer a las tres negaciones que cometió  la noche de Su Pasión, de lo cual has de sacar, que la satisfacción ha de ser correspondiente a la culpa, y que a muchas culpas se debe dar mucha satisfacción. Pon la mano en tu pecho y considera las que has cometido en tu vida, y la poca satisfacción que has dado de ellas, y por eso Dios no te hace mercedes como las hizo a San Pedro, en dando satisfacción de sus pecados. Resuélvete en Su presencia a hacer debida penitencia de los tuyos, y pídele su gracia para satisfacer por ellos como debes.


   Punto IV.- Considera cómo en diciendo San Pedro a Cristo que le amaba, le dio el cargo de Su Iglesia, haciéndole Sumo Pastor de su rebaño. Bien sabía el Señor si le amaba Pedro o no; pero quiso preguntarle para que él lo confesase por su boca, y para darle a entender que había de mostrar el amor que le tenía en apacentar su rebaño, mirando y procurando por el bien de sus hermanos, a quien llamó ovejas suyas por el amor que tiene a todos, de lo cual has de sacar el amor que han de tener los prelados a sus súbditos, mirándolos como a rebaño querido de Dios, y a quien han de mostrar el que tienen en apacentar a los suyos. Considera que Dios está a la mira del amor que le tienes, en el que muestras a tus prójimos, y que te los ha encomendado, para que los apacientes, especialmente a los pobres y pequeños que son sus corderos, como más necesitados.