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miércoles, 8 de abril de 2015

MEDITACIONES: LUNES DE PASCUA



Meditación
Por el P. Alonso de Andrade

De cómo se apareció Cristo a los dos discípulos que iban a Emaús

   Punto I.-  Mira con los ojos del alma a los dos discípulos que iban a Emaús, tristes por la muerte del Señor; desconsolados porque no habían experimentado su resurrección; y hablando por el camino de la vida y pasión del Señor, y al mismo Cristo en hábito de caminante que les iba a los alcances hasta juntarse con ellos, buscando como un buen pastor las ovejas que andaban descarriadas de su rebaño. Pondera cuántas veces, sin verlo ni conocerlo tú va Dios contigo y te busca, asiste, habla, consuela y te cuenta los pasos para darte con ellos crecidísimo galardón. Aprende de su piedad a tenerla con tus hermanos consolándolos en sus tristezas y aflicciones, y de su vigilancia a tenerla con los que tienes a tu cargo, no perdonando desvelo o trabajo por su bien; y gózate de tener un Señor tan bueno y amoroso que el día de su mayor gloria no se olvidó de los suyos, antes tomó nuevos disfraces para consolarlos, alegrarlos y darles parte de su resurrección, y pídele que pues la dio a todos, no te deje a ti solo desconsolado, aunque no lo merezca tu tibieza, sino que te de alguna parte del gozo que a todos reparte.

   Punto II.- Considera las causas que hubo de parte de estos dos discípulos para que Cristo los visitara y les declarara Su gloriosa resurrección, que fueron la primera, la tristeza que tenían de la Pasión y muerte del Salvador, y quien se compadece de Él, merece ser consolado, y tener parte en la gloria de su resurrección; la segunda, que hablaban de su vida, pasión, milagros y predicación, y la conversación santa de la vida y Pasión de Cristo es reclamo para traerle a nuestra compañía. Medita tú continuamente en la Pasión del Salvador y destierra de tus conversaciones todas las materias seglares, tratando siempre de las espirituales y santas, para que merezcas su visita y consolación.

   Punto III.- Considera como, aunque sabía lo que hablaban, les pide que se lo digan, descubriéndoles las llagas como sabio médico para curarlos de ellas. ¡Oh, cuántas veces te quedas sin salud por no descubrir tus llagas al confesor, que tiene el lugar de Dios! Oye cómo los reprende llamándolos ignorantes y de poca fe, porque tan presto titubean en su resurrección, y pon la mano en tu pecho y reconoce cuánto más merecías tú la represión que no ellos, mira la humildad con que le oyen sin conocerle ni entender quién era, y aprende a llevar con silencio y humildad las represiones de tus superiores y padres espirituales. Oye también lo que dicen, que con sus palabras ardían sus corazones en espíritu y devoción. ¡Oh, si Dios te hablase al corazón y te encendiese en su amor! Habla tú a Dios si quieres que te hable Dios a ti y te encienda en las llamas de su ardiente caridad.


   Punto IV.- Contempla lo que pasa al llegar, cómo hace ademán el Señor de que los quiere dejar, porque en la verdad quería entrañablemente no apartarse de ellos. ¡Oh, cuánto nos ama este Señor! No te apartes tú de Dios, y Dios no se apartará de ti. Hizo ademán de que se iba para probar el amor de sus queridos y amados discípulos. Así se esconde de ti y disimula irse y dejarte para que le ruegues y pidas que no te deje. Llámale, búscale, clama y dile que se quede contigo y no te deje, que más quiere Él asistirte, que lo que tú deseas. Sólo quiere hacer experiencia de tu amor. Mira cómo se rindió a la primer palabra que le dijeron, y se sentó con ellos, y tomó el pan e sus manos, y como le había tomado, partido y repartido en la última cena, con esta acción se descubrió y le conocieron y adoraron, y desapareció de su presencia dejándolos en un mar de alegría. ¡Oh Señor, si os dignases visitarnos! ¡Oh, si vinieses a buscar esta oveja perdida, y quisieres darme las migajas que caen de vuestra mesa! No miréis a mi indignidad, sino a vuestra infinita bondad, dadme que yo os ame, crea y predique siempre, y una confianza firmísima en vuestras promesas, y un rayo de vuestra luz para que os conozca y busque y desprecie cuanto el mundo adora por vuestro amor.