Traducir

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Cristo, Rey de la vida humana




   
  ¡Cristo es Rey de la vida humana!
  ¿Qué valor tiene para un católico la vida?
  ¿No es acaso en esta vida donde nos santificamos y nos hacemos merecedores de la vida eterna?
  Hemos de merecerla mediante un trabajo honrado, el cumplimiento fiel del deber, el apostolado…
  La religión católica habla continuamente de la vida eterna y nos alienta sin cesar a merecerla; mas no por ello se olvida de  esta vida terrenal. No sólo el alma del hombre es santa, sino que también es el cuerpo, ya que es don del Dios creador.
  ¿Quieres alistarte en el campamento de Cristo o en el del pecado?
  El suicida toca un tesoro que no es suyo: la vida: y comete un pecado que no puede reparar ya nunca.
  Sólo nos puede quitar la vida Aquel que la dio: el Creador, y que ni la enfermedad,  ni la muerte de los seres queridos, ni la pérdida de la fortuna, ni el desengaño, ni las ilusiones frustradas, ni la deshonra,  ni la bancarrota, ni ninguna otra prueba nos dan derecho a quitarnos la vida.
  ¡Pero es tan dura la vida! ¡Cuando no hay la más mínima alegría, cuando se ha de luchar continuamente! …
  Pisar las huellas de Cristo significa abnegación, sacrificio, mientras que la vida frívola del mundo es fácil.
  Muchas veces los fieles imitadores de Cristo tienen que padecer, mientras que los hijos de la iniquidad se regocijan.
  Más vale sufrir en este mundo con Cristo que regocijarse con los pecadores.
¿Con qué bando quieres ir tú?
  Reparar lo que hiciste mal es tener valor para corregir tus yerros, para empezar una vida nueva. Pero no es reparación, sino cobardía, poner punto final con la bala de un revólver una vida equivocada; no es expiación sino cobarde fuga, porque te niegas por evitarte malos ratos a pagar lo que debes.
  Para muchos, la vida terrena ha perdido su valor. ¿Cómo hemos llegado a tan fatal consecuencia? Olvidándonos de la vida eterna.
  Los desgraciados alegan diversos  motivos para explicar su acción: desgracia, crisis económica, enfermedad, desengaños… Pero ¿quién duda de que la mayoría de los casos podrían evitarse si se les hiciera comprender que tendrán que dar cuentas a Dios, y que no está todo perdido, que la esperanza no se puede perder nunca cuando se pone la confianza en el Señor, dispuesto siempre a escucharnos?
  Cristo es Rey de toda nuestra vida, y tan solo una fe viva anclada en Cristo es capaz de ayudarnos cuando ella se nos hace dura.
  Necesitamos de pasamanos cuando vamos subiendo caminos empinados y bordeados por abismos que dan vértigo. Este camino empinado es la vida, el pasamanos es la fe.
  Con Cristo la vida tiene sentido, aunque esté llena de luchas; sin Cristo la vida no merece ser vivida.
  ¿Y qué decir de los que están a favor del “suicidio asistido” y de la eutanasia que, mediante conferencias y artículos en los medios, inducen a la gente a que acabe con su propia vida?
  Debemos volver  a vivir la fe, y caer  en la cuenta de que esta vida es el tiempo  de prueba que nos ha concedido Dios para parecernos a Él en el amor, cumpliendo su voluntad.  No nos es lícito abandonar el puesto de centinela que nos ha destinado. No nos es lícito huir cobardemente, sino que hemos de perseverar en medio del fango y la tempestad, haga sol y hiele, en la bienandanza y la desgracia, cumpliendo siempre con nuestro deber.

Cristo Rey
Mons Tihamer Toth